
Pero acaso no es de lo peor gastar dinero y no saber en que lo gastaste, sentirte sin un centavo en el bolsillo es horrible, insultante a veces.
En estos días de recesión bolsical(llámese así a lo vacío de mi bolsillo), decidí tomar un consejo de una prima conejo, a la que consideraría yo, como la ama y señora del ahorro, el banco andante, la cobradora de impuestos mas temible, la señorita devota del santo del puño, en fin mil y un sobrenombres podría acreditarle pero la verdad es que fuera de esos detalles la cuentita millonaria que se maneja es producto a su fuerza de voluntad para ahorrar día tras día. Fuerza que evidentemente yo no comparto, no tengo ni creo que tendré, pero hacer el intento no creo que me cueste mucho o ¿si?
Decidida a dejar mis días de despilfarradora monetaria accedí a hacer un

Ojala y este sistema de ahorro me resulte, pues esconder el dinero en un bolsillo de una chaqueta no me ha resultado del todo bueno, así que ahora me lanzo a una nueva forma de ahorro, quizás se me haga una costumbre, quizás aprenda el sentido del ahorro y valore mi dinero, quizás, quizás también después de este experimento me de más ganas de gastarme el dinero ahorrado.